Tras las rejas
De repente, como de la noche a la mañana, varios quioscos de venta en divisa (entre ellos los llamados Ditú) aparecen tras las rejas, en la anatomía santiaguera. Sus, hasta hace poco amplios mostradores, ahora se esconden tras el hierro. Los vendedores parecen sacados de los filmes de prisión, a la espera de la visita señalada.
El trabajo guarda huellas del apuro. Aquí y allá se notan frescas las soldaduras. Falta pintura.
Todavía no acomoda la vista del transeúnte que, como yo, no frecuenta esos caminos. Es un bofetón en pleno rostro de la estética.
Después de tantos años de funcionar estos establecimientos, incluso durante 24 horas, en zonas no tan transitadas, no cabe más que preguntarse por qué ahora. No es la pregunta del siglo, lo sé. Pero la respuesta, cuando menos, deprime.
Ese no es un problema de Cuba si lo comparsa con América Latina donde las personas tienen que vivir entre rejas por los atracos y la violencia. Hace unos años vivi un tiempo en Venezuela y tenia que atravesar 4 rejas con llave para llegar a mi apartamento.
Por aca no es así y una se siente bastante segura aunque no es igual en toda Europa. Por ejemplo, en España, hay muchos delitos como robo.
He leído que han aumentado mucho los delitos en Cuba y es posible que ese sea el motivo de las rejas y espero nunca lleguen al nivel de países como Venezuela.
Donde haya hombres siempre habrá motivos para rejas, algunas, sencillamente, son más visibles….
UN abrazo