Aquiles Jorge, un mambí en pleno siglo XXI
En Aquiles Jorge pudiera resumirse esa frase (cuya autoría se asigna a Napoleón) que reza (con mayor o menor precisión): la verdadera grandeza de un hombre se mide de la cabeza al cielo.
Quienes lo conocen, o han tenido el placer de compartir con este artista santiaguero, lo mismo en una de sus extraordinarias actuaciones en diversos escenarios de esta provincia, o sencillamente, en una de las calles santiagueras por las cuales camina como uno más, deteniéndose a cada metro a estrechar la mano humilde a todo aquel que lo requiera, podrán dar fe de esto.
Descendiente de mambises, Aquiles parece haber heredado toda la rebeldía y el patriotismo de sus ancestros y ha asumido, como moderno heraldo, la tarea de trasmitir y sembrar estos sentimientos en todos sus congéneres.
Entonces no es extraño verlo narrar la historia, como si el que hablara no fuera el guitarrista concertista que hace música la guitarra, sino el bisabuelo mambí; como si todavía sintiera en su piel las balas, en sus oídos el rugir de los cañones en la manigua redentora, entre sus manos las manos de los próceres que admira como hombres (no la imagen empañada por el uso que aún se enseña en las escuelas).
Una vez me comentaron: “he aprendido más sobre la historia de Cuba escuchando a Aquiles Jorge, que todo lo que aprendí en la escuela”; y quizás lo que roza la exageración no lo es tanto, porque cada encuentro con Aquiles es una clase de historia donde el maestro no presume de saberlo todo, sino que convoca a su cofradía de amigos e historiadores (amigos historiadores) para narrar la historia y, desde la humildad de quien se ha declarado “cristiano, martiano y maceísta”, mantener viva la tradición mambisa de esta ciudad.
Quizás por eso la peña “Café Concert”, a la que cada último viernes de mes invita Aquiles, en el hermoso patio del Gobierno Municipal (antiguo Ayuntamiento de Santiago de Cuba), ha transformado su nombre original y rebautizado como la “Peña Mambisa”.
Y no es para menos. Desde el propio prólogo del encuentro: la celebración de la ceremonia del arriado de la bandera nacional, rescatada de nuestra más hermosa tradición mambisa; siguiendo con la introducción musical, a cargo del propio Aquiles con su obra Himnos, una hermosa pieza que se renueva en cada edición; la Peña desborda cubanía.
Logra Aquiles acompañarse de artistas de extraordinaria calidad, defensores de una cultura cubana que apuesta por lo culto, por el rescate de la buena música, del buen arte en general. Logra, igualmente, honrar a los protagonistas de la historiografía santiaguera, rescatar del olvido a descendientes de mambises, historias y tradiciones de ese pasado patriótico y rebelde de esta ciudad santiaguera.
Así anda Aquiles Jorge, guitarra a cuestas, desandando por las calles de la ciudad que ama. Pisando sobre los pasos de los mismos hombres que renacen en cada una de sus peñas, en cada una de sus palabras, en cada uno de los acordes que nacen de sus manos. Así anda este heraldo del patriotismo, inmenso en su estatura, porque la obra es lo que hace grandes a los hombres y este martiano fervoroso tiene todavía mucho por hacer en Santiago de Cuba.