Desempolvando a Yavorsky
Por estos días se celebra en Santiago de Cuba la jornada de la Danza, que se extenderá hasta el próximo 29 de abril, Día Internacional de la Danza.
La celebración sirvió de pretexto a los organizadores de la Peña Cultural “Desempolvando”, que cada tercer viernes de mes se realiza en el patio interior del Archivo Histórico Provincial (AHPSC) de esta ciudad, para desempolvar la figura de Nicolai (Nicolás) Yavorsky Thereberocoff, hombre singular (al decir de José Pascual Varona (Pini), conductor y director artístico del espacio cultural mensual), promotor del ballet clásico en Cuba y formador de grandes íconos del ballet cubano.
Una amplia introducción (quizás más extensa de lo aconsejable) permitió a los presentes adentrarse en la apasionante vida del renombrado bailarín y coreógrafo, gracias a los documentos que conforman el Fondo Yavorsky del AHPSC, en el cual se incluye la autobiografía manuscrita (en idioma ruso) de quien fuera además oficial del Ejército Imperial zarista.
Nacido el 23 de febrero de 1891, en Odesa, Nicolai Yavorsky se decidió tempranamente por la carrera militar en la cual llegó a ostentar grados de oficial y participar en combates durantela Primera Guerra Mundial.
Sin embargo, luego de muchos ires y venires por el ejército zarista, y de no pocas desilusiones ante la corrupción reinante entre el alto mando de un ejército históricamente derrotado, Yavorsky retoma su otra pasión: el ballet.
De ahí en adelante comienza a forjarse una extraordinaria reputación que lo lleva a los principales escenarios del mundo como parte de compañías de Belgrado, de la Ópera del Gran Teatro del Liceo de Barcelona y, finalmente, la “Ópera Rusa en París”, con la cual actuó en países como Alemania, Bélgica, Argentina, Brasil, Perú y México. Este último parece marcar el final de su vida europea[1], y el inicio de la etapa cubana de su vida, a partir de 1930.
Apenas un año después, y como parte de la sociedad Pro-Arte Musical de la Habana, Yavorsky estrena su primer ballet en Cuba, La bella durmiente del bosque, obra en la que debuta como parte del cuerpo de baile Alicia Ernestina de la Caridad Martínez del Hoyo, la futura Alicia Alonso[2].
En los años siguientes, el aplatanado Yavorsky continuó con su ingente labor como coreógrafo y estrenó nuevos ballets en Pro-Arte Musical, entre los que destacan el estreno, en 1937, de El Lago de los Cisnes, cuyo papel principal recayó en la aún joven Alicia Martínez, quien deslumbró al público con su interpretación de Odette-Odile.
El primer contacto del afamado bailarín y coreógrafo ruso con la ciudad de Santiago de Cuba fue en 1943, cuando recibiera una invitación para actuar en esta urbe, en cuyo Teatro Oriente (hoy lamentablemente en ruinas) actuaron estrellas como Enrico Caruso y Anna Pávlova. Su estancia en tierras santiagueras fue ampliamente seguida por la prensa de la época. El programa incluyó la presentación de El príncipe Igor, y el baile de las flores de Cascanueces, entre otras.
El éxito logrado por Yavorsky en esta gira, influyó en que la sociedad Pro-Arte Musical de Oriente, de la mano de George Milenoff, decidiera fomentar el desarrollo del arte danzarlo clásico en la ciudad de Santiago de Cuba. Sin embargo, en 1947 se reclama la presencia de Yavorsky en esta ciudad pues “George Milenoff había desilusionado a los orientales”[3].
Se marca así el regreso del otrora oficial zarista con una ciudad de pujante desarrollo cultural, como era en esa época Santiago de Cuba. Sin embargo, su faena como profesor de ballet en Pro-Arte de Oriente se ve disminuida por la enfermedad que lo afectaba y que le arrebatara el aliento el 9 de octubre de 1947, sin haber visto estrenada su primera obra como docente de la institución santiaguera.
Sus restos descansan en el Cementerio Santa Efigenia de esta ciudad, identificados por una escultura de fecha y autoría aún desconocida.
Así, con el recuerdo de Yavorsky y la presencia imprescindible de la danza, transcurrió una nueva edición de “Desempolvando”.
La tarde sirvió para homenajear a bailarines y coreógrafos de esta urbe oriental, sobresaliendo el homenaje realizado, ya en el final de la Peña, al destacado coreógrafo santiaguero Eduardo Rivero Walker, por bailarines de la Compañía Danza del Caribe con la obra Suite en Blues.
Momento igualmente especial fue la presentación de las hermosas niñas de la Compañía Infantil “Jorge Lefebre”, quienes desbordaron gracia y cubanía en una versión coreográfica de La bella cubana.
Por último destacar la actuación de la joven cantante Giselle Lage acompañada a la guitarra por el maestro Gabino Jardines; quienes deleitaron a los presentes con dos temas dos hermosos temas: Cómo fue, de Ernesto Duarte; y Brigas nunca mais, de Tom Jobin.
Así se vivió (y disfrutó) la más reciente edición de “Desempolvando”, espacio dedicado al rescate de historia, tradiciones y costumbres de la séptima de las villas cubanas; con el apoyo inestimable de los fondos documentales que preserva el Archivo Histórico de Santiago de Cuba.
Desde ya se anunció que la edición correspondiente al mes de mayo tendrá como pretexto a las flores. De seguro, nuevas y atractivas propuestas culturales servirá de marco propicio para conocer un poco más sobre esta ciudad que se acerca a sus primeros quinientos años. Allí estaremos.