Carnavales 2016 en Santiago: desde los comentarios
Lo digo sin más: no fui a los carnavales. No recuerdo cuándo fue la última vez que lo hice. Para mí, los carnavales de este 2016, fueron tan solo los esporádicos fuegos artificiales que me sobresaltaban, de vez en cuando. Ni siquiera vi la transmisión televisiva de los paseos. Pero me he enterado de los trozos que otros han vivido. Eso sí, los comentarios se repiten. Claro, entre el grupo de conocidos que hoy han inundado la oficina, no serán los mismos comentarios de los que disfrutaron del carnaval hasta el último segundo. Pero me conformo con estos, porque son el reflejo de algo más grande, algo que no es solo de los carnavales. Algo que, por conocido, no deja de preocupar: la música a todo dar (sobra decir que reguetton); las nuevas modas en el vestir (que casi que ni vestir necesita); la comida que permanece horas y horas bajo el sol, la lluvia, el sereno; las formas y maneras de los más jóvenes y no tan jóvenes; el mal olor
Basta la imagen de un amigo, fanático del cine: los carnavales cada vez más se parecen a una escena de Mad Max Furia.