Santiago en mí

Historias de tranvías.

En una entrada anterior dediqué un espacio a la Plaza Dolores. En ella mencioné un incidente ocurrido en 1944 en una de las intersecciones más cercanas a las áreas del parque y en el cual estuvo involucrado un tranvía. Esto me sirve como pretexto para escribir un poco acerca de estos vehículos que se adueñaron de las calles santiagueras durante las primeras décadas del siglo XX.

Un tranvía desciende desde Aguilera a través de la Plaza Dolores

Para el año en que se menciona el accidente, consistente en el descarrilamiento de un tranvía como consecuencia del desgaste de las pestañas de los raíles en la esquina formada por la intersección de las calle Aguilera y Porfirio Valiente, algo que, según se cuenta en el número 43 del Boletín Acción Ciudadana de 1944, se había hecho ya habitual no sólo en esta zona de Santiago, también en otras rutas; ya los tranvías acumulaban casi cuatro décadas recorriendo calles y avenidas santiagueras.

Según asegura la periodista María Elena López en su artículo El tranvia, trofeo del pasado, el servicio de tranvías en la ciudad de Santiago de Cuba se inauguró el sábado 8 de febrero de 1908, casi siete años después que el primer tranvía eléctrico circulara en La Habana. Las obras necesarias para la puesta en marcha de este servicio fueron llevadas a cabo por la Compañía Eléctrica Santiago (CES) y la de Tracción de Santiago de Cuba. Los primeros tranvías fueron fabricados en Filadelfia, Estados Unidos. Seis días después, ya se registraba el primer accidente con participación de un tranvía, cuando el caballo de un coche, asustado, chocó contra uno de los nuevos vehículos.

La mayoría de los tranvías que recorrieron Santiago eran modelos pequeños de cuatro ruedas, lo cual les facilitaba el desplazamiento y los giros a través de las estrechas calles de la ciudad. Según explica David González Groos en su breve artículo Historia de los tranvías en Santiago de Cuba, los tranvías santiagueros se diferenciaban de sus pares habaneros en la presencia de dos contadores: uno para recoger las fichas prepagadas y el otro para cobrar al contado y entregar los tickets.

Los principales tramos que recorrían los tranvías eléctricos santiagueros fueron Vista Alegre-Alameda, Cobre-Vista Alegre, Cuabitas-Cristina, Trocha-Cristina y Martí-Trocha, Vista Alegre-Cementerio Santa Ifigenia y Plaza de Marte-Avenida Michelson (hoy Alameda). La topografía santiaguera de seguro dio matices únicos a estos recorridos, en los cuales los usuarios del tranvía podían disfrutar del cosquillar que desatan los bruscos desniveles de una calle, o el maravilloso paisaje de la bahía santiaguera a los pies de la empinada elevación por la que corrían los rieles del carro eléctrico.

Parque de la Libertad (hoy Plaza de Marte) en 1945. Obsérvese los raíles del tranvía y los cables electrificados que impulsaban a los tranvías.

Sobre la ruta Vista Alegre Cementerio, nos cuenta González Groos que tenía un solo carril y cuando llegaba al final en cada extremo se cambiaban los chóferes porque los equipos tenían mandos dobles, o sea, un juego en cada extremo. A su vez los conductores antes de comenzar el viaje de regreso al punto de partida movían los asientos con la finalidad de que los pasajeros tuvieran el paisaje frente a sí.

El 1º de enero de 1913, la Compañía de Tranvías Eléctricos puso en circulación tres nuevos carros construidos en su totalidad en Santiago de Cuba, los cuales, al decir del periodista Carlos E. Forment Rovira, en sus Crónicas de Santiago de Cuba, resultaron magníficos, superiores a los que trajeron de fuera. Para esa fecha en Santiago se operaban 30 tranvías.

Muchas historias curiosas habrían de vivirse en un medio de transporte de por sí dotado de singularidades. Un ejemplo, algo funesto, fue el suceso ocurrido en el tranvía que cubría el tramo Martí-Trocha, el 8 de febrero de 1913 y el cual es recogido por Carlos E. Forment en el tomo II de sus Crónicas de Santiago de Cuba:

(…) a las 11:20 am fue abatido de un balazo el conocido caballero Ricardo Herrera Castillo. Su agresor fue el Sr Alfredo Jardines Clavijo, quien al ver pasar a su víctima a bordo del tranvía de la línea Martí-Trocha tomó el mismo carro, y colocándose detrás de él, hizo disparo cuando el vehículo llegaba a la esquina de Hartmann (hoy San Felix) y Heredia. Acto contiguo descendió del carro, fue a la jefatura de policía y confesó su delito. En el mismo tranvía continuó el herido, fue bajado en la casa de socorros, donde (…) certificaron su muerte.

En 1926 los tranvías de Santiago pasaron a ser administrados por la Havana Electric Railway hasta la disolución de la compañía recién iniciada la década de 1950.

Intersección de dos raíles de tranvía en la céntrica esquina de Enramadas y Corona

Por esta época surgieron las empresas de ómnibus urbano La Cubana y La Oriental, cuyas rutas marchaban paralelas a las de los tranvías, lo cual significó una competencia que a la postre significó el declive de los carros eléctricos.

Ya para la década del 40 del pasado siglo, muchos de los ríeles se encontraban en estado de desgaste lo cual propiciaba constantes descarrilamientos, con el consiguiente peligro para los pasajeros y transeúntes. Paulatinamente fueron desapareciendo de las calles santiagueras las curiosas siluetas de los tranvías. El último de ellos hizo su recorrido el 26 de enero de 1952.

Sin embargo, más allá de las fotos históricas, y el recuerdo de mentes añejas, la huella de los tranvías permanece viva en Santiago (y otras ciudades del país). Muchas de nuestras calles están surcadas por largos tramos de raíles, y portan sobre las cabezas de sus caminantes, los tubos que sostenían los cables electrificados que alimentaban al tranvía, como si la estampa fantasmagórica de estos vehículos aún se desplazara entre los silencios de la madrugada santiaguera.

Fuentes:
1. El tranvía, trofeo del pasado. María Elena López. TVSantiago
2. Historia de los tranvías en Santiago de Cuba. David González Groos
3. Crónicas de Santiago de Cuba. Tomo II. Carlos E. Forment Rovira. Ediciones Alqueza, Oficina del Historiador de la Ciudad, Santiago de Cuba, 2001.
4. The Tramways of Santiago de Cuba. Allen Morrison (+ fotos)
5. Qué pasa con los raíles de los tranvías. Boletín Acción Ciudadana. Número 43 (mayo de 1944)

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