Santiago en mí

¿Rascacielos santiagueros?

Por: Juan Antonio Tejera

Hotel Imperial

Hotel Imperial, hoy en ruinas, fue uno de los rascacielos santiagueros

Nunca nos imaginamos a Santiago de Cuba como esa urbe de enormes y desafiantes edificios. De hecho nos llenamos de orgullo con nuestros dieciocho plantas que se asemejan a unos atrevidos asaltantes al cielo y que llenan de un cierto respeto a sus habitantes y sus visitantes a causa del gusto de nuestra tierra por estremecerse una vez más que otra. No importa cuanta seguridad se dé de su diseño antisísmico que aunque aquí los hombres no tiemblen, prefieren estar a ras del suelo cuando algo de eso suceda. Sin embargo, a pesar al miedo a las alturas de nuestros constructores tenemos edificios que son dignos de ser mirados y admirados. Usted se detiene, respira profundo y alza la vista hacia arriba digamos en la esquina de Enramadas y Santo Tomás y tropieza con lo que pudiera considerarse una ruina pero que con su belleza impactante nos dice más que nos recuerda que él es el Hotel Imperial a pesar de todos los intentos porque se olvide su nombre. Bella arquitectura. Pero siente además, como si un elemento sobrenatural actuara sobre su espalda y decide virarse para empinarse sobre los pies y disfrutar de la presencia del Edificio Serrano, Son dos ejemplos que pueden multiplicarse un número infinito de veces. Si usted tuviera espacio, cómo se alegraría de contemplar el Palacio Provincial y el Museo Bacardí que se pierde su arrogancia por los estrechos contornos que le rodean. No tema, desande y ande en pos de más muestras. Entonces estará más convencido de que no necesitamos de rascacielos para afirmar que esta es, sin dudas, una ciudad de maravillas.

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